jueves, 21 de febrero de 2013

Sentir


Siempre se caracterizó por ser una chica diferente.

No en el sentido físico, espiritual, religioso o algo por el estilo; sino referente a sus sentimientos. Muchas veces se preguntaba cómo se sentiría la agonía de perder a un ser querido, el alejarse de la persona que quieres o dejar ir al amor de tu vida. Cada que veía a los pájaros volar, mil y un preguntas pasaban por su cabeza, sin ninguna respuesta aparentemente buena como para saciar su curiosidad. ¿Por qué? Porque ella no quería pensarlo.

Ella quería sentirlo.

Se frotó sus mejillas rosadas por el bochornoso calor de su habitación mientras miraba por la ventana a ese lugar en específico donde siempre le gustaba mirar. El aire simplemente no quería soplar, y si lo hacía era algo demasiado mínimo, que lo único que le ocasionaba era aún más calor.

Un chico que se comenzó a poner la camisa apareció en escena, frente a sus ojos. Su cabello negro como el carbón era ondeado por el posible aire que tenía en su recámara, y su espalda masculina y blanca era una pared de mármol, tan fina y provocativa de tocar. Ella sonrió atontada y entonces muchas escenas llegaron a su mente, todo como un flash en cuestión de segundos.

Una chica diferente que, para probar todas sus loqueras, ya tenía a una víctima. Una víctima que quizá le haría sufrir más de lo que debería, pero ella quería sentirlo de verdad. Quería que se le enterrara en el alma y que le atravesara en el corazón; que su cerebro no pudiese asimilarlo y que su cuerpo no lo soporte. El dolor 
de perder a un ser amado era algo que regía su vida desde que lo conoció.

Quería sentirlo, y él sería la rata de laboratorio.

—Supongo que ya es hora de saberlo—susurró.

El viento de pronto lanzó una fuerte ráfaga de aire, furioso y descontrolado. El moño que traía en su cabeza se removió un poco y sus mejillas dejaron de aglomerar calor de golpe. Su sonrisa se ensanchó al comprobar que el chico al que siempre observaba se giraba sobre sí y le devolvía la mirada con esos ojos grises que tanto le gustaban, y que a él tanto le encantaba enseñarle.
Siempre se caracterizó por ser una chica diferente.

Suponía de nuevo que ya era hora de saberlo.

Hecho por Erika Glv.

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